martes, 26 de mayo de 2009

Estación

* Basado en un capítulo de la serie "The Twiligth Zone".
"Todos sabemos que fue
un verano descalzo y rubio "













El hombre estaba cansado.
Se sentó en el último asiento del vagón.
El traqueteo del tren lo adormeció.
Las estaciones se sucedían. Él sabía que debía bajar en la última estación.
El hombre estaba cansado. Se sentía apesadumbrado. Estaba decepcionado de la vida que había llevado. Sus mejores tiempos habían pasado. Ahora estaba en franca decadencia. La rutina lo agobiaba. Su depresión no se arreglaba durmiendo. Los años lo habían alcanzado. Se sentía vencido.

Todos las tardes antes de caer la noche tomaba el tren que lo llevaba a su casa. Trenes que iban de Londres a Colchester y vuelta. El National Express East Anglia. Siempre la misma rutina. Siempre la misma estación, las mismas caras. No era como en su infancia. Con esos colores y aromas de primavera. Ahora era distinto.El gris era el color dominante. Y ese insoportable olor a viejo y a humedad. Hace tiempo que las cosas no eran como a él le gustaban. Como solían serlo en su juventud.

De repente, un día, se encontró en una estación diferente al resto. Estación "Wallaby". No entendía bien ya que era una estación desconocida en su ruta habitual. Pero por algún motivo no interesaba. Niños jugando al borde del andén, con globos de colores y cucuruchos de helados que presagiaban el dulce banquete de la tarde luego de la escuela. Era un paisaje totalmente anacrónico. Parecía que estuvieran filmando una película de época. Y a la vez se veía tan real. Había mujeres alegres y hombres despreocupados rondando por la estación. Casi era un sueño. Como en su infancia. Todo era simple y hermoso nuevamente.

El hombre apenas pudo empezar a abrir los ojos para ver mejor todo esto, cuando el tren comenzó a andar nuevamente. Allá se perdía la estación "Wallaby" con sus colores y sus aromas. Todo volvía a ser gris. Era viejo nuevamente.

Tuvo una sensación de cansancio y abandono más fuerte aún que antes. Porque se daba cuenta de todo lo que había perdido.

Llegó a su hogar y encendió la luz. Olía a viejo y abandonado. Estaba solo como siempre. Desde que Edna se llevó a los niños hacía más de 15 años. No los había vuelto a ver. Nada sabía de ellos. Comió lo que había comprado casi sin saborear. Era mejor dado el gusto que solía tener la dudosa pasta que compraba para saciar su apetito. Luego se acostó y se preparó para la gris rutina de la gris mañana del día siguiente. Gris también.

Por la mañana llovía un poco. Esa humedad que molestaba más de lo que mojaba. Hacía un frío húmedo. Algunas parejas aprovechaban para escaparle a la rutina diaria robándole unas minutos y culpando luego al tránsito lento. Pero él vivía una existencia gris que no permitía distracciones de ningún tipo. Su rutina nunca se veía interrumpida por recreos.

A la ida, buscó la estación y no la encontró. Debió haber sido un sueño, se dijo. Se metió en el ministerio gris y se ocupó de sus tareas grises durante un día totalmente gris.

Cuando salió, nuevamente al tren. Se quedaba dormido invariablemente con el suave traqueteo. De repente, otra vez. Entreabrió los ojos y allí estaba. El sol brillaba alumbrando a los niños que corrían con sus helados y sus globos. No había grises. No había lluvia. No había tristezas. Una mujer hermosa le sonreía. Como invitándolo a bajar. Se parecía a Edna cuando recién la había conocido. Era realmente hermosa. Estación Wallaby.

La tentación de bajar fue muy fuerte. Pero hacía mucho tiempo que no rompía su rutina gris. Estaba como clavado en su asiento. Cuando pensó en bajar, nada más abrió los ojos y se empezó a incorporar, el tren arrancó nuevamente. Atrás quedaba la belleza de un pasado remoto. El gris invadía otra vez su rutina y su vida.

La mujer que tenía en el asiento de al lado, nada que ver con la otra, la bella mujer que le recordaba a Edna, se sorprendió cuando el hombre le preguntó si había visto la estación Wallaby. Lo miró extrañamente y murmuró por lo bajo que evidentemente el hombre estaba trastornado. Ella no había visto nada ni quería ver nada. Ella no se metía con nadie. No quería problemas de ningún tipo.

El hombre cerró sus ojos y dejó nuevamente de ver lo gris del paisaje. Se adormeció y pensó que probablemente todo era un sueño. Que la estación Wallaby no existía más que en su imaginación.

La rutina de la noche y del amanecer (nuevamente lloviendo) se sucedió rapidamente. Tenía ganas de ver si a la ida pasaban nuevamente por la estación. La búsqueda fue infructuosa. Nada ocurrió. Evidentemente era un sueño.

Por la tarde nuevamente viajó amodorrado. Y nuevamente vio la estación. La hermosa mujer con los ojos lo invitó a bajar. Él la recordó como era hace muchos años. Como la soñaba algunas noches. No pudo resistir la tentación y se levantó rápidamente. Bajó los peldaños de la escalera que lo acercaba al andén.

Allí estaba la mujer. Era Edna pero en sus juveniles años en que se conocieron. Él también se sentía joven. Delgado y con pelo nuevamente. Los niños sonreían a su alrededor. El aroma a flores y a primavera lo envolvió. Los colores eran maravillosos. La felicidad que no sentía desde hacía muchos años se apropió de su persona.

Tomó de la mano a la mujer y se perdieron en el suave paisaje de colores pasteles y aromas de primavera.

El tren frenó bruscamente. La gente horrorizada no atinaba a entender por qué ese señor mayor se había tirado del mismo cuando estaba en plena marcha. Por uno de esos azares el tren lo había arrollado destrozando su cuerpo casi antes de terminar su caída, en medio del desolado terreno vacío.

Pronto llegó la camioneta de la funeraria. En su caja podía leerse claramente: "Wallaby & sons - Funeral Pomps - The Good Rest". Levantaron lo que quedaba del cuerpo del hombre y lo llevaron a su última morada.


4 comentarios:

LARDOUIN dijo...

Muy bueno Marcelo, aunque "Noche" me gustó más!!

También muy buena labor la de tu blog aunque has posteado poco... Pero como dice el refrán "Lo bueno si breve..."!

Mostrás cosas muy piolas. Adelante! Quiero ver más post campeón!!!

Saludos. LARDOUIN.

Sr. Cairo dijo...

Sí, estuve muy tapado de laburo. Por eso no posteaba.

Gracias por lo que decís.
Noche fue más elaborado. Este salió más de golpe.

Un abrazo,

Maria Rivas dijo...

Muy bueno, Sr.Cairo!!
Me encantan este tipo d historias, en las q no t esperas el final, enganchada desde el principio y con ganas d saber q pasa y sobretodo hace reflexionar al lector sobre la vida.Muy bien elaborado y con una lectura q se hace bastante amena.
Saludos!!

Sr. Cairo dijo...

Muchas gracias por tus comentarios.
Me alegro que te haya gustado.

Un beso,
Marcelo