viernes, 3 de diciembre de 2010

El Encuentro

Cuando aparezco, como siempre, tardo un poco en aclimatarme. Reviso mi reloj espaciotemporal y descubro que aunque aún dañado me brinda alguna información imprescindible. La fecha: la tarde del sábado 6 de julio de 1957, el lugar no es preciso. Es algún sitio del centro de Inglaterra. Puede ser Entre Manchester y Liverpool. Demasiado al norte para ser Birmingham y un poco al sur para ser Blackpool. Definitivamente no es Dublin. Estoy en un parque en las afueras de alguna ciudad populosa. Por lo que puedo observar, es un campo grande donde unos jóvenes de 15 o 16 años se reunen a tocar música, comer, tomar algo de cerveza y perseguir chicas. Nada extraño aparentemente. Desgraciadamente no tengo aún comunicación con la base.

No sé muy bien qué hago aquí ni cual es mi misión. Por lo que veo en mi reloj, aún dañado luego de mi última aventura, sólo tengo que observar y registrar en mi espectograbadora lo que ocurra. Aparentemente será algo importante. El color verde de la esfera informativa, me indicaría que mi misión es de observación y registro. No tendré participación activa.

El color también verde del reborde del aparato indica que no hay peligro evidente. Pero no sería la primera vez que fallara. La última vez que aparecí en lo que parecía ser una jornada apacible, se tornó de repente en el Domingo Rojo de San Petersburgo. Salve mi vida por unos pocos pelos. Allí se dañó, en una caída, el dispositivo espaciotemporal. Trataré de ser más prudente esta vez. También debo pedir a los Guardianes que arreglen definitivamente este aparato o me lo cambien por la nueva versión 5.2. Tengo entendido que Wilked y Zukami ya la tienen. Privilegios de trabajar cerca de la Fuente, pienso.

Coloco las coordenadas en posición, ajusto los comandos traductores para adaptar mi idioma. De esa manera puedo escuchar y hablar de forma de hacerme entender. No sólo me permite hablar en el idioma local, sino que también adapta la entonación adecuada para que parezca un coterráneo. El único inconveniente es que tarda unos minutos. No más de 5 , 10 como mucho, al estar dañado el aparato. Afortunadamente no tengo apuro en este caso, por lo que no me traerá problemas esta vez. Estoy solo en alrededor de 40 o 50 metros. Nadie se dará cuenta de que no soy de aquí.

Al cabo de un rato, me dirijo a la multitud. Mis ropas y mi apariencia (una imagen holográfica que se antepone ante mi propia persona y que permite engañar perfectamente al que sea mi interlocutor) también han cambiado en el viaje. Aparento ser un adolescente de 16 o 17 (un poco mayor que el resto. La ropa al menos, a juzgar por el resto de la gente es la adecuada.

Hay un joven que, entre los demás, tiene un carisma fuera de lo normal. Magnético. Me acerco disimuladamente a él y escucho lo que hablan.

Hablan de música. Él dice que puede sacar cualquier tema en guitarra con solo oirlo una vez por la radio. Los demás no le creen demasiado. El joven toma una guitarra y practica habilmente unos acordes. Las chicas están extasiadas. El muchacho tendrá unos 15 años, lleva, como la mayoría en aquel lugar, un pantalón de jean bien azul, camisa blanca y zapatos negros. Algunos traen corbata, otros nada. Camisa abierta. El muchacho en cuestión lleva una corbata azul muy angosta. Tiene las mejillas rosadas y el jopo negro cuidadosamente levantado. Ejerce un imán que atrae a los que estan a su alrededor. La mayoría tienen un jopo desprolijo en el pelo revuelto. Todo en el chico parece cuidadosamente estudiado.

De repente todos prestan atención a un escenario improvisado. Unos chicos de la misma edad que los asistentes, bastante desprolijos por cierto, arremeten con un sonido tanto o más descuidado que su apariencia. La música es un poco confusa y bulliciosa. Me entero por algunos comentarios que se llama "Skiffle". Es una mezcla de folk, jazz y blues, con preponderancia del Folk.

Veo que en el escenario se alternan dos guitarras un banjo, una batería, un contrabajo y algo que parece una tabla de lavar. Todo muy confuso y muy poco claro. Obviamente que estoy grabando lo que hacen. También los comentarios de alrededor. Varios están eufóricos por este barullo. El chico a mi lado parece admirado por lo que escucha y ve. Las mujeres, unas niñas apenas, lo rodean y también gritan un poco saltando como locas. El clima es un tanto enrarecido a pesar de que no abunda el alcohol. Pero se fuma bastante.

La batería suena realmente mal. Fuerte. Fuera de tono y ritmo. Lo único que se puede decir que sirve de todo esto es la voz del cantante y su guitarra. Aunque muestra más entusiasmo que habilidad. Pero hay algo ejerce una atracción sobrenatural en ese chico. Parece algo mayor que el resto, pero su cara es de niño también. Pero es un niño de aperiencia un poco más peligrosa que el del resto de la concurrencia. Da la impresión de ser más duro y está evidentemente bastante borracho, dentro de lo que se puede estar.

Tiene el pelo de un rubio oscuro, se nota por como achica los ojos que es bastante miope. Igualemente puede ser un efecto de la borrachera. Aunque no está tan borracho como quiere aparentar. Lleva, a diferencia de la mayoría de la banda que tienen camisas blancas, una camisa a cuadros blancos y rojos. El pantalón es similar al del resto de los asistentes e instrumentistas del grupo.

Este chico también tiene un imán. Lo reitero porque es muy notable. Es dueño del escenario aún cuando evidentemente no domina tan bien su instrumento. Se podría decir que es ambicioso más que efectivo. Pero se lo nota muy ambicioso, por cierto. También hay que decir que es un líder nato. Por agresividad y porque quiere, más que por otra cosa. En cambio el muchacho que está a mi lado, podría ser un líder pero por carisma, por simpatía, que es muy distinto. De uno se podría decir que tiene cierta demagogia. Del otro sería imposible afirmar algo así.

El del Escenario canta una canción que, por lo que puedo entender entre el ruido que se mezcla (debo afirmar que hay un par que meten un ruido bastante molesto) habla de hacer las cosas con estilo. La letra de la canción no tiene demasiado sentido, la verdad. Le pregunto a una chica que tengo a mi lado y me dice que se llama "Putting on the style". Vaya uno a saber.

Luego de un par de canciones más, la banda se detiene a recargar los tanques. El cantante principal, de nombre John, lo sé porque un par lo saludan a los gritos, como buscando su aprobación; baja del escenario y vaso de cerveza en mano, se dirije hacia donde estoy. Me mira desafiante y por un momento tengo miedo de que empiece una pelea. Se encamina al muchacho que tengo a mi lado, que entiendo por lo que dice un amigo que tiene a su lado, Ivan, que se llama James.

Por suerte, al notar como toca la guitarra James, John desvía su atención de mí. Igualmente presiento que no le gusta mucho el chico. Tengo la sensación que hay competencia. James por su parte, si lo nota, acrecienta el sentimiento de John ya que se emplea más a fondo para agradar a todos, pero principalmente al elemento femenino.

James toca una canción bastante conocida por todos. Se llama "Twenty Flight Rock" de Eddie Cochran. Si tengo que hacer una evaluación diría que James muestra más destreza en el canto y en la guitarra que John. Pero este genera un magnetismo muy especial que se basa no solo en el talento sino en la actitud violenta que despliega. De todos modos, como dije, James es bastante más habil y tiene mejor voz. Bueno, claro, para empezar está sobrio. Se nota el afán de agradar que tiene. Si lo describiera diría que es el "chico lindo" que toda madre desea para sí y para sus hijas. Todo lo contrario de John que tiene aspecto de pendenciero. Creo que muchas chicas lo desearían para ellas a pesar de sus madres. Comentario irónico, anoto.

En un momento John, un tanto aletargado, le pone un brazo en el hombro a James y rumorea algo al oído. Acá vienen las trompadas, pienso. Pero en cambio de eso, James lo mira (se nota que le molesta un poco el olor a alcohol del otro) y dice algo gracioso. Todos ríen. John parece divertido. Pero se percibe que lo está midiendo. Esto puede terminar muy mal, pienso. Desgraciadamente no pude registrar el diálogo producido.

James hace un comentario que relaja el clima entre él y John. Le dice que puede tocar bien "Be Bop A Lula". John no le cree. James le explica que no sólo sabe bien la letra, sino los acordes.

John lo desafía a tocarla.

James toma la guitarra y ensaya el "ueeeeeeehhh" del principio. A continuación toca bastante habilmente, mucho más que lo que ha mostrado el resto hasta ahora, la canción de Gene Vincent. A John se lo nota levemente complacido. Es evidente que James supo romper el hielo y seducir al rival con una canción que se percibe claramente es del gusto de John y del resto de los chicos. La pequeña audiencia que se formó alrededor de ellos ya está en el bolsillo de James. John se termina de rendir cuando el otro le promete escribir la canción para él en un papel. Además deja un dato muy alentador al grupo: James parece ser el único del grupo de chicos en saber afinar una guitarra.

Cuando se termina la pequeña reunión, el auditorio se desbanda. Unos van por tragos y otros detrás de las chicas. En el primer grupo está John. En el segundo James. Sigo a este último y trato de alcanzarlo. Espero que termine ya que está avanzando a una adolescente de unos 14 años.

A los pocos minutos la chica se va y cuando estoy por acercarme, aparecen dos de los muchachos amigos. Uno se llama Peter, el otro es Ivan, el que vino con James. Le comentan que John está interesado en que ingrese al grupo. Se llaman los Quarrymen. James no tiene inconvenientes. Se ve interesado. Pero tendrá que ser luego de que regrese de unas vacaciones en el sur con su familia. Ellos le responden que no habrá problemas. Se van corriendo y riendo. En el fondo se nota que son solo unos niños de 15 años.

Me acerco a James y lo felicito por como toca y canta. Él me mira con sus grandes ojos y con gran simpatía me agradece y me dice que nadie salvo Ivan le dice James. Y agrega que todos lo conocen por su segundo nombre, Paul. Me saluda amablemente y se retira.

Entonces empiezo a entender. John, Paul, The Quarrymen... debo estar en Liverpool... estos chicos llegarán muy lejos, pienso.

Tengo todo registrado. Me dirijo a un descampado tarareando una melodía un tanto avanzada para la época y me preparo para que me teletrasporten a la próxima experiencia. Mientras lo hago pienso que estoy en un río con árboles de mandarinas y cielos de mermelada. Desde lejos siento que una niña con ojos de caleidoscopio me llama. Hoy, me doy cuenta soy muy feliz.




Sr. Cairo

Buenos Aires – Diciembre de 2010